Desde niña supe que había algo más detrás de los ojos de esos animales que parecían querer decirme algo,… yo creía que podría interpretarlo, y al mismo tiempo me parecía de locos… Tan solo era una creencia errónea y limitante que aprendí de niña «los animales no sienten» y una incapacidad que asumí… Pero cuando abres tu mente y sobre todo tu corazón y permites a tu curiosidad ir más allá de lo establecido, se convierte en tu motor de aprendizaje, sucede la magia, y todo un mundo de posibilidades se abre.
Mi nombre es Beatriz Alonso, nacida en un pueblo de la provincia de Alicante. En la actualidad sigo viviendo aquí y recorriendo aquellos lugares de la geografía a los que soy invitada.
Siempre me atrajo la naturaleza y el mundo animal de manera especial, pero no fue hasta que llego Kira a mi vida (una preciosa gatita y mi primera confesora) que empecé a hablar con los animales. Por aquel entonces yo no lo tenia claro, formaba parte de mi fantasía de niña, sin embargo, estaba sucediendo. Después de Kira, vinieron otros gatos, Chunli, Rosendo, y un sinfín mas de compañeros gatunos. No fue hasta que me independice, que pude tener y disfrutar de la compañía de un perro y mas tarde algún que otro compañero equino. Desde entonces no he parado de convivir con animales y no concibo la vida sin ellos.
Paralelamente participaba de manera voluntaria con protectoras de animales y otras causas animalistas, asociaciones no taurinas, etc… hasta la llegada de mis cachorros humanos, mis dos maravillosos hijos, por los cuales me retire de la lucha proteccionista para dedicarme a la crianza, y al cuidado de mi familia humana y no humana. Nunca pude retirarme del todo, pero había otro llamado en pro del bienestar animal; el que ahora y después de un largo aprendizaje y experiencia sin fin comparto.
Con el tiempo se puso también en mi camino una formación intensa de Guía de Montaña y para mi, otra oportunidad de acercarme y acercar a otros a la verdadera esencia de la montaña y la naturaleza, invitándoles a sentirla y vivirla en plenitud.
Sin duda, dentro de mi habita un miembro más del Reino Animal; verme y sentirme rodeada de animales y en la naturaleza, me hace sentir bien, de un modo especial.
Verdaderamente puedo decir que una parte de mi alma estuvo dormida hasta que amé a un animal, hasta que reconecte con la naturaleza y su magia.