A los dos meses de mudarnos de piso y de ciudad, mis tres gatos y yo (a casa de mi novio y su gata), Lee (uno de mis gatos más cariñosos) empezó a atacar a Saya (gata de mi novio, bastante antisocial). Le atacaba a todas horas, hiriéndola…de día, de noche…hizo que Saya fuese reclusa en un rincón de la casa sin darle derecho ni a acercarse al arenero.. Después de casi dos años probando medicación química, productos relajantes y un sin fin de posibles soluciones, casi a punto de tirar la toalla, conocí a Bea y me regaló un halo esperanza. Ella comunicó con Lee…me hizo ver que soy yo quien tiene el problema puesto que no soy feliz en este piso, de alguna manera transmito a Lee mi incomodidad y él lo expresa de forma violenta atacando a la gata… Bea me aconsejó que yo también le comunicase a Lee que estamos buscando un hogar mejor para todos, y también me aconsejó cambiarle el nombre; respeté el que traía de la protectora pero no fue bueno ya que eran dos negaciones tal y como Bea me hizo entender (Nono). A día de hoy las peleas están cesando… ya podemos dormir la noche de tirón…ya no hay sangre en el suelo y Saya puede acceder poco a poco al resto del piso… Realmente puedo decir que Bea nos ha ayudado a ver el problema, a tener paciencia y confianza. ¡Gracias!.
Amparo