Omar ya tenía 18 años cuando dejó de comer, y por primera vez dió muestras de estar enfermo. Siempre fue saludable, ágil, activo, con gran presencia y muy tranquilo. No era él, algo le pasaba. Tras visitar dos veterinarios, por fin le diagnosticaron, lo peor. Cáncer con metástasis. Había llegado su momento. Tenía que decidir con cierta rapidez qué hacer. Casualmente una amiga me habló de Bea y no dudé en llamarla para pedirle ayuda. Qué hacer, pocas opciones… Operación paliativa en la que es probable que se quede en quirófano, o sacrificarlo en la clínica. El mismo día, ese viernes, y volver ya a casa sin él, y sin poder despedirnos ni yo, ni Pancho, el otro compañero gatuno con el que convive desde hace 10 años. O esperar, hasta pasado el fin de semana, con el susto de si puede sufrir alguna crisis dolorosa esperando a llegar al lunes. Qué hacer… Desear una muerte natural y sin mucho dolor durante el fin de semana, y si no llega el lunes sacricarlo. Y… más dudas. Cómo se acompaña a la muerte al gato que quieres… Qué necesita, hay algo que yo pueda hacer… Cómo es el proceso… Bea siempre atendió mis mensajes con calidez y comprensión. Me orientó y me dió otra opción, la posibilidad que muriese en casa, de manera natural y pedir a la veterinaria en caso necesario que se desplazará ella a casa para sacrificarlo, permitirle morir en casa, con tranquilidad, en su espacio. Así lo hice y sorprendentemente la veterinaria accedió a venir el lunes a casa si Omar no fallecía de manera natural el fin de semana, demostrando con ello gran sensibilidad y calidad profesional. Bea también me facilitó las combinaciones de flores Bach para cada momento del proceso, tanto para darle a Omar cómo para mí. Por suerte yo dispongo de las flores en casa y fue fácil disponer de este recurso natural tan efectivo y suave a la vez. Bea también me informó de las fases, y características comunes, de lo que va pasando cuando se acerca la hora de la partida de tú animal querido. Todo esto me ayudó mucho. Pude estar al lado de Omar todo el tiempo, acompañándolo con tranquilidad y amor. Mientras, Omar me enseñó como es el buen morir, cómo esperar paciente y tranquilo, sin quejas ni lucha. Casi parecía que estaba bien, si no fuese por la evidente debilidad. Cómo gran maestro que ha sido siempre para mí, me ha enseñado hasta en su último suspiro. Y finalmente, Bea me ofreció el regalo más grande, poder comunicarse con Omar. Poder darle las gracias, trasmitirle lo que le quiero, y preguntarle si necesitaba algo. Y lo más increíble fue poder recibir de Omar, también su agradecimiento, su amor, y un mensaje muy claro y concreto, lleno de significado para mí. ¡Gracias Omar por tu amor incondicional, eres un ser muy especial! Y muchísimas gracias Bea por facilitarme las herramientas necesarias para poder acompañar a Omar con calma y amor, en un momento tan delicado y sensible. GRACIAS.
Mónica Ruiz Folgar